El llanto seco
desde el techo
hizo eco en el vacío
Mientras una mano
rasguña la almohada
hasta rajar el algodón
El ahogo infantil
sucede a la par
con la penetración prematura
Y en el piso de arriba
la cuna se mece rabiosa
Abajo, la cama rechina
a un ritmo desconocido
En el umbral nocturno
de madrugadas chillonas
El Alicurco
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