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domingo, 28 de marzo de 2010

Día del niño

Sala oscura
Grandes cortinas púpuras
Susurras en la sala
Asiento para dos
El polvo del suelo y asientos de madera
El anuncio de un lienzo sin ideas
Un paquete de guagüitas blancas y un juguete
Mi abuelo con pasta negra y gomina en el pelo
Sesenta años más que yo
Sonido constante, con una luz parpadeante
Suena cómo el pedaleo de rayos de una bicicleta oxidada
Comienza...
Una mirada
Un ronquido tenue en la mitad con la boca abierta
La impagable escena de un beso
El aplauso del final
Despertando, aplaude mientras corren los créditos
Se prenden las luces
Me toma de la mano y nos vamos de la sala
Los créditos siguen corriendo

Ignacio Rojas
Sirena lejana.
Una manta vieja y caliente.
Un perro... se arrastra.
Algo va mal.
Algo va mal.
El perro se arrastra.
Luces apagadas.
Un viento.
Oscuridad.
Dientes que sonríen.
Una lengua hinchada.
El perro se arrastra.
La cuenca gotea.
Enfermedad.
Calor.
Electricidad.
Alambre de espino.
Afilada.
Rojo desgarrándose.
Y retorciéndose.
Perros mojados.
Pies amoratados que corren.
Desgarros.
Arañazos.
Sangre negra y vieja.
Amarillenta
saliva.
Habitación oscura.
Ventana rota.
Desgarro verde.
Vinilo.
Cuchillo.
Sangre.
Arde.
Bombilla.
Piernas
alzadas.
Frío.

Rabbits David Lynch

jueves, 25 de marzo de 2010

Hoy y mañana

En cambio yo sigo el placer de tener lo mío, emprenderse en los pensamientos de cosas que no existen. Cambiarle el sentido a una cuchara, dejar de pensar en los tiempos remotos de una tarde de sopa. Mezclarse en el tiempo en lo que uno se demora en guiñarle a la mujer que viste en ese sueño.
Ser un cobarde, pensar que ser hombre pierde importancia, dejar que las manos suden cuando deban sudar. Marchar a paso lento, estático, que las hojas de otoño caigan más lento que el andar de unos zapatos nuevos en calles húmedas.
Dejar de pensar en aquel atardecer emotivo, romántico, creer que la belleza está en el tiempo que pasa, en lo que recorre la maratón de un caracol en llegar a una planta.
Dejar que se caiga la ciudad de legos de los nueve años. Vaciar el tabaco de la pipa del abuelo y fumar pétalos rojos.
Dormir... profundamente, a esa hora de tarde rojiza y despertar en esa mañana parecida a la tarde, tocar el pasto y pensar que ya es de mañana

El Alicurco

domingo, 21 de marzo de 2010

El eco en bototos

Qué me dicen de estos versos de campanas en lo alto de una iglesia a mediodía.
Se abren los miedos a medida que el eco de una marcha militar hace sonar su monótona melodía de bototos.
Sin redes de atrapa sueños en lo que cabe el diámetro de la cabeza, no se deja de escuchar el eco.
A medida que avanza parece acariciarte el cartílago suavemente, casi con gracia.
Cómo un violín desafinado por el frío de un invierno, un chirrido que rompe los dientes.
En sueños se navega lo que que se ve, pero ésta marcha se apronta a las entradas de las casas.
Duum-Duum Duum-Duum, parece un tambor rojo, pero hace recordar un tango lento, sonidos al mismo tiempo, sonidos que hacen retumbar la punta de la nariz y que aprieta la ingle.
Qué me dicen de estos versos de campanas en lo alto de una iglesia a mitad de día, de puertas y ventanas cerradas, una alfombra en la entrada de la casa que recita la ironía de una bienvenida falsa. Cabezas sordas a medianoche, un silencio externo, y el grito interno de la marcha por cada campanada.


El Alicurco

viernes, 19 de marzo de 2010

Ríete mujer, todos sufren igual que tú.
Deja de pensar, basta de masticar chicle desabrido en noches solas.
Suelta los tacones, camina descalza por la playa, deja sentir cristales de arena en los dedos, saborea la sal impregnada en tus brazos.
Vuelve a sentir que estás en un espacio lejos de murallas y espinas, deja de pensar en tu soledad.
Guarda en tu ropa interior sucia tu espejo, no te mires más.

El Alicurco