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lunes, 25 de abril de 2011

Saudade marítima

Como el mar
Se pierde en la pupila
En la inmensidad del horizonte
Recuerdos castrados de brisas saladas
En la cresta de la ola
Dedos ancianos
Se pierden en la resaca
De mañanas alcohólicas
Por amores lejanos
Te miran esos ojos ciegos
De sirena ambulante
Y te niegas con cara de náufrago seco
Puñado de arena rocoso
Frío marítimo
En la saudade mañanera
Te mece una vez más
Por esos labios embarcados en otro barco
Y acuñados en el alma
El grito de la ola hizo llorar
al anciano que esperó la vida
sentado en la roca del primer beso
Mientras los peces rompen muertos en la costa
Botellas antiguas
chocan agudo después de la tormenta
En estos días en donde el mar
permanece nostálgico.

El Alicurco

lunes, 11 de abril de 2011

Pisos contrarios

El llanto seco
desde el techo
hizo eco en el vacío
Mientras una mano
rasguña la almohada
hasta rajar el algodón
El ahogo infantil
sucede a la par
con la penetración prematura
Y en el piso de arriba
la cuna se mece rabiosa
Abajo, la cama rechina
a un ritmo desconocido
En el umbral nocturno
de madrugadas chillonas

El Alicurco

lunes, 4 de abril de 2011

Por una muerte bien vivida

Siempre esperé a que la muerte tocara mi puerta
La esperaba con vino tinto
A eso de las doce de la mañana sentado en el living
Nunca llegaba
Me reí de tantos políticos y de religiosos para llamar su atención
Tomé mil riesgos para que se acercara a la entrada
Quería encararla
Nunca me importó su apariencia
Si fuese hombre o mujer
Quería que tocara mi puerta para tomarme una copa con ella
Hablar toda la mañana y noche hasta caer de borrachos
Pondría un tango en mi radio distorsionada
Y bailaría hasta la eternidad
Sería el Gardel de la noche
Pero llegó silenciosa en un sueño
La reconocí con una sonrisa
Sentí mis manos por última vez
Mis dedos, como si fuera un recién nacido
Junto con eso mis recuerdos
Pasaron tantas mujeres, tantas angustias y miedos
Que en este momento me son menos importantes que el papa
Prefiero imaginar a mis hijos, mi mujer, las amistades vivas y difuntas
Porque al final de la canción lo único que importa es el recuerdo vivo
Saber que todo lo que hice fue a mi manera
Y saber que esto termina acá
Con la puerta abierta y el vaso vacío
Me fui, al cabaret de los muertos
Nos vemos mañana

Ignacio Hernán Rojas Vallejo

domingo, 3 de abril de 2011

Canto carnicero

El cuchillo cae
Sudor que quema
Costillas de cordero
Longanizas convertidas en péndulos en tardes ventosas
Las ventanas sudan grasa
Un perro muerde su propia encía
Delantal blanco
Sangre coagulada
Calor húmedo
Un anciano se quita una costra del codo frente a la carnicería
La cabeza de cerdo mira un niño
El cuchillo cae
Las moscas frotan sus patas
La costra sale, el codo sangra
El perro come su propio diente
Las longanizas se detienen
Una gallina es degollada
El niño llora
El cuchillo cae
Las frentes sudan
Mujeres gordas con maquillaje corrido
Carne molida
El viejo lame su codo
Patas de gallina
El cuchillo cae
Vacas colgadas
El perro ladra
Cuchillo rojo

El Alicurco