domingo, 21 de marzo de 2010

El eco en bototos

Qué me dicen de estos versos de campanas en lo alto de una iglesia a mediodía.
Se abren los miedos a medida que el eco de una marcha militar hace sonar su monótona melodía de bototos.
Sin redes de atrapa sueños en lo que cabe el diámetro de la cabeza, no se deja de escuchar el eco.
A medida que avanza parece acariciarte el cartílago suavemente, casi con gracia.
Cómo un violín desafinado por el frío de un invierno, un chirrido que rompe los dientes.
En sueños se navega lo que que se ve, pero ésta marcha se apronta a las entradas de las casas.
Duum-Duum Duum-Duum, parece un tambor rojo, pero hace recordar un tango lento, sonidos al mismo tiempo, sonidos que hacen retumbar la punta de la nariz y que aprieta la ingle.
Qué me dicen de estos versos de campanas en lo alto de una iglesia a mitad de día, de puertas y ventanas cerradas, una alfombra en la entrada de la casa que recita la ironía de una bienvenida falsa. Cabezas sordas a medianoche, un silencio externo, y el grito interno de la marcha por cada campanada.


El Alicurco

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