lunes, 27 de diciembre de 2010

Déjala, es ELLA

Rechinan, rechinan...
Como si se oxidaran los dientes
Un ladrido adolescente, de aquellas malas épocas
El dolor de las calles vacías empiezan
Es medianoche, está húmedo... rechinan
El poste del frente parpadea por el ruido
Mujer, es tarde, para por un momento
Se desgarra la lengua entre los dientes
Y la ciudad se encoge en el luto
Casas, autos, basureros, postes defectuosos
Rechinan... las rejas tiemblan esta noche por esa boca
Casi no queda maquillaje en el ardor de sus ojos
Nadie se atreve a salir de sus hogares
Lo perdió
Madrugada de silencio para cada miembro de la ciudad
Se escuchan los gritos de dolor hasta el bosque limítrofe
Y las hojas tiemblan por esos dientes
Gatos se deslizan entre callejones oscuros esquivando el llanto
Santa verdad, santa mentira, hasta las campanas de la iglesia se callan
El por qué no basta, cualquier objeto, cualquier insecto comprende su dolor
Rechinan y rechinan mientras se ahoga en la ropa de sus hombros
Porque lo perdió, y nadie puede reponer esa pérdida
Aquella mujer, la de ésta medianoche
Poco sucede, pero todos la sentimos
Por eso callamos, por eso mismo no hay de qué apenarse
Nada más el silencio es quién puede acompañarla
Se apagó el poste
Sucede que se le acabaron los dientes y se quedó dormida... rechinan

El Alicurco

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