viernes, 30 de abril de 2010

Noche invertida

Una figura desteñida de un color impropio, unida a alguien a quién no conoce.
No es el dueño el que vive en un cuerpo extraterrestre, unida por sus pies, separada por la luz, y apagada por la penumbra.
Su incomprensión es este mundo desconocido, repleto de espejos coloridos y de transparencias y objetos toscos hacen que cambie de forma.
Se alarga cuando tratan de intensificarla a lo lejos, ve mejor por las noches, y casi se ausenta en las mañanas. Si se pone borrosa, es porque alguien se pone a escribir en una tarde solitaria de su pasado.
Si es vista, es porque alguien camina por una calle solitaria y se encuentra mirando el suelo. Si se ve irregular es porque alguien ya ha caminado antes que esa persona por una playa de luna llena.
El cuerpo de color impropio, desconocido por los espejos, con aires de pies que levantan tierra y mueven piedras. La que camina detrás de los pies, lejos de alguien a quién está aferrada, y cuando trata de parecerse a la distancia de las cabezas y a los cuerpos ajenos.
La que se encuentra en chistes de mundo, en encuentros y desencuentros con su amo invertido. Pero en esas noches invertidas de luz y zancudos en los faroles, es una copia invertida que danza en ángulos indefinibles a esas horas de la madrugada en una plaza fría.

El Alicurco

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