jueves, 11 de agosto de 2011

Retrato, memoria

Se cayó la nitidez
del rostro de piel encuadrado
Pálida quedó, demasiado
casi incógnito sus ojos pasionales
En una mesa, en un rincón
a la vista de toda la casa
Un recuerdo roto, triste
En un fragmento de su cuerpo
En todo el blanco y el negro
Opacado por el tiempo
Inmortal en el recuerdo
Aquellos dos puntos negros
vigilantes, eternos
Se borran junto al peso
del tiempo y del cuerpo
Cayendo lo mundano
Y esa figura borrosa
latente de memoria
De la mía
Enmarcada ella
Aún mirándome
Aún mirándola
En lo que es casi
una pantalla en blanco

El Alicurco


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